Los 664 mandamientos y la rotura de sus tablas
La rotura de las tablas de Moisés se menciona en la narrativa bíblica del Éxodo. Según el relato, Moisés, al bajar del monte Sinaí con las tablas que contenían los Diez Mandamientos, encontró al pueblo de Israel adorando un becerro de oro. En su ira, Moisés arrojó las tablas y las rompió.
La desobediencia del pueblo de Israel al adorar un ídolo (el becerro de oro) en lugar de seguir los mandamientos de Dios, causó en la ira de Moisés al presenciar la infidelidad del pueblo y su falta de respeto hacia Dios y los mandamientos que, en definitiva haría libre al pueblo judío.
La destrucción de las tablas simbolizó la ira divina y la ruptura de la relación entre Dios y su pueblo debido a su infidelidad. Moisés tuvo que interceder ante Dios en nombre del pueblo para buscar el perdón y la restauración de la relación. Es entonces, que Dios ordenó la construcción de un nuevo juego de tablas, donde Moisés volvería a inscribir los mandamientos.
La ruptura de las tablas marcó un momento crucial en la historia del pueblo de Israel, resaltando la importancia de obedecer los mandamientos de Dios y la gravedad de la desobediencia, momento en que debían elegir entre un cambio hacia la libertad o seguir adorando a ídolos de barro representantes de su opresión espiritual.
Hoy, ¿Dios encargará a Moisés construir de nuevo las tablas?
Por Pablo Gabriel Miraglia