Kenia enviará su fuerza policial a combatir las brutales pandillas de Haití

06.01.2024

La policía de Kenia, que ha enfrentado críticas en su país, será puesta a prueba en un terreno desconocido. La iniciativa se dio en respuesta a una petición de ayuda para restablecer el orden hecha por el primer ministro de la nación caribeña, Ariel Henry.

Aunque Haití ha sufrido violencia de pandillas armadas durante décadas, en la actualidad atraviesa una ola de brutalidad que se intensificó después del asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021. Las pandillas han tomado el control de grandes zonas del país, han aterrorizado a los residentes y han matado a cientos de personas.

La ONU respaldó la oferta de Kenia de liderar una fuerza de seguridad multinacional en Haití. Al dar luz verde al despliegue, la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la misión por un año con una revisión a los nueve meses. La nueva fuerza de seguridad llevará a cabo operaciones conjuntas y tendrá autoridad para realizar arrestos en coordinación con la policía haitiana, según indica la resolución. También tendrá como objetivo crear condiciones para la celebración de elecciones en Haití, dado que las últimas ocurrieron en 2016.Kenia ofreció en julio que enviaría a 1.000 agentes de su policía a Haití. Los funcionarios kenianos afirmaron que los oficiales protegerían los edificios y la infraestructura del gobierno. Pero ese plan cambió después de que el país africano enviara una misión de investigación al mes siguiente. Kenia ahora quiere desplegar una fuerza de intervención que neutralice a las bandas armadas, proteja a los civiles y restablezca la paz, la seguridad y el orden. El ministro de Asuntos Exteriores, Alfred Mutua, dijo que a su país también le gustaría ayudar a Haití a reconstruir infraestructura vital y establecer un gobierno democrático estable. Bahamas, Jamaica, Antigua y Barbuda dijeron que participarán en la misión y el ministro añadió que es probable que España, Senegal y Chile también desplieguen personal de seguridad. Mutua dijo que esperaba que la fuerza estuviera instalada a principios del próximo año.

Haití está experimentando una crisis humanitaria y de seguridad multifacética que Guterres describió como "una pesadilla viviente". Algunas zonas de la capital, Puerto Príncipe, que está rodeada de montañas están controladas o regularmente aterrorizadas (algunas estimaciones dicen que el 80%) por pandillas fuertemente armadas. Estas bandas, con nombres en criollo haitiano como "Kraze Barye" (Barrera-Aplastadora) y "Gran Grif" (Gran Garra) han estado robando, saqueando, extorsionando, secuestrando, violando y matando durante los últimos dos años. Portando armas automáticas traídas de contrabando en su mayoría desde Estados Unidos, los pandilleros a menudo están mejor armados que la policía local y, en ocasiones, hasta queman sus vehículos y estaciones. Las pandillas controlan o atacan periódicamente las principales rutas de entrada y salida de la capital. Una anarquía similar afecta a grandes áreas del oeste y centro de Haití, donde los "bandidos" ambulantes, como llaman los lugareños a los miembros de las pandillas, invaden y queman pueblos y ciudades.

Las bandas han causado caos, han perturbado los servicios públicos y el trabajo de las agencias de ayuda humanitaria, lo cual ha empeorado la pobreza y los problemas de salud en una nación que ya era la más pobre del hemisferio occidental.Mutua ha presentado el plan, en parte, como una oferta altruista. "Haití miró a su alrededor y dijo: 'Kenia, por favor ayúdanos'. No preguntaron a ningún otro país. Hemos decidido hacer la voluntad de Dios y ayudar a nuestros hermanos y hermanas", dijo el ministro de Asuntos Exteriores de Kenia en una rueda de prensa. Sin embargo, la intervención en Haití elevaría el perfil global de Kenia, lo cual podría beneficiar al país.

Algunos analistas han dicho que Kenia está cumpliendo órdenes de Estados Unidos y que espera ganarse el favor de la superpotencia mundial. Estados Unidos se ha comprometido a apoyar financieramente la misión con una suma de 100 millones de dólares y Canadá también ha ofrecido financiación. En una visita reciente al país africano, el secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, firmó un acuerdo de seguridad de cinco años y también dijo que Estados Unidos estaba "agradecido con Kenia por su liderazgo al abordar los desafíos de seguridad en la región y en el mundo".Muchos críticos han puesto en duda la capacidad de la policía de Kenia para enfrentarse a las pandillas de Haití. Tendrán que encontrarse cara a cara con los pandilleros armados en un terreno desconocido. Nelson Koech, presidente del comité de Defensa del Parlamento, expresó que Kenia no enviaría agentes de tránsito sino "fuerzas armadas especiales" y que estarían completamente entrenados antes de ser desplegados. No está claro qué unidades se enviarán a Haití, pero podría ser la Unidad Paramilitar de Servicios Generales (GSU por sus siglas en inglés), que a menudo responde a eventos como manifestaciones violentas y ataques terroristas. Mutua también dijo que el gobierno se ha estado preparando para el despliegue. No dio más detalles, aparte de decir que las autoridades actualmente están ofreciendo lecciones de francés a algunos de los oficiales para facilitar la comunicación en Haití. La barrera del idioma ha generado algunas preocupaciones, en Haití se habla predominantemente francés y criollo haitiano, mientras que en Kenia los idiomas más hablados son el inglés y el suajili.

Los agentes de policía de Kenia llevan mucho tiempo siendo criticados por abusos contra los derechos humanos. Varias ONGs han expresado preocupación por la capacidad de los agentes para actuar de manera humana y responsable en Haití. En una carta abierta al Consejo de Seguridad de la ONU, Amnistía Internacional dijo que estaba preocupada por el plan, debido al historial de la policía de Kenia de responder usando fuerza excesiva e innecesaria. La organización dijo que había documentado más de 30 casos de agentes de policía kenianos que mataron a manifestantes mediante tiroteos y asfixia con gases lacrimógenos durante varias protestas este año. Amnistía también ha acusado a la policía de golpear a los manifestantes y de arrestarlos ilegalmente. El jefe de policía de Kenia, Japhet Koome, describió la respuesta de sus agentes a las recientes protestas como "admirable". Negó las acusaciones de asesinatos policiales y dijo enfáticamente que los políticos de la oposición habían colocado cadáveres comprados en morgues en los lugares de protesta para adjudicar las muertes a su personal.

Haití es una antigua colonia francesa que se convirtió en la primera república negra del mundo a principios del siglo XIX, después de una revuelta de esclavos que hizo historia en 1791. Así que la nación caribeña tiene una nutrida historia de intervenciones extranjeras. Estados Unidos invadió y ocupó Haití de 1915 a 1934, enviando marines y administradores militares. En 1994 y 2004 se produjeron más intervenciones militares estadounidenses para "defender la democracia" y restablecer el orden. Esto hizo que muchos haitianos desconfiaran de la interferencia externa, especialmente la estadounidense. Los despliegues anteriores de mantenimiento de la paz de la ONU en Haití, por ejemplo los de la fuerza Minustah liderada por Brasil entre 2004 y 2017, tampoco escaparon a la controversia.

En ese entonces se culpó a las tropas nepalesas de traer el cólera después del devastador terremoto de 2010. Incluso la masiva intervención humanitaria extranjera encabezada por el ejército estadounidense que respondió al terremoto, y que fue acogida por muchos haitianos, generó debates delicados sobre la dependencia de la ayuda y los presuntos abusos cometidos por algunos trabajadores humanitarios y fuerzas de paz.

El éxito se medirá en función de si el contingente keniano puede derrotar decisivamente a las bandas criminales y restablecer la ley y el orden en la vida cotidiana de los haitianos.

Si bien las fuerzas de seguridad de Kenia tienen experiencia en la lucha contra el grupo militante islamista Al Shabab y en la vigilancia de asentamientos marginales, estarán en terreno extraño en los barrios periféricos de las laderas y en el puerto de Puerto Príncipe. Allí, los pandilleros armados conocen sus territorios y, en ocasiones, cuentan con el respaldo de informantes locales. Los kenianos necesitarán trabajar estrechamente con la policía local haitiana. La ayuda también puede provenir de un movimiento de vigilancia antipandillas conocido como "Bwa Kale" (Madera Afeitada), que ha matado a varios cientos de pandilleros en los últimos meses, a menudo linchando y quemando a los sospechosos en público. Pero también puede plantear un desafío a la ley y al orden. También necesitará el apoyo logístico de equipamiento y de inteligencia prometido por Estados Unidos y otros gobiernos.

El gobierno del primer ministro Ariel Henry y sus socios internacionales, así como la ONU y la mayoría de las principales organizaciones de ayuda, han dejado clara su opinión de que sólo una sólida operación de seguridad respaldada internacionalmente puede restaurar la normalidad en Haití.

Sin embargo, dentro de Haití las opiniones están divididas: van desde partidarios de la fuerza que dan la bienvenida a "nuestros hermanos africanos", hasta grupos de oposición que ven a Henry -que asumió el cargo de primer ministro poco después del asesinato del presidente Moïse- como un líder ilegítimo "de facto" cuyo gobierno se verá reforzado por la intervención extranjera. Algunos críticos radicales acusan a Estados Unidos y otros gobiernos occidentales de intentar utilizar a los soldados kenianos para promover intereses "neocoloniales" e "imperialistas". Un reconocido líder de una pandilla haitiana, el ex policía Jimmy Cherizier, alias "Barbecue", ha advertido que resistirá cualquier fuerza extranjera si ésta intenta mantener a Henry en el poder.

Pero una cosa está clara: cuando los agentes de policía de Kenia se enfrenten a las pandillas en Haití, tendrán que tener cuidado en evitar perjudicar a civiles inocentes, al tiempo que deberán ganar la batalla por los "corazones y las mentes".

Fuente: BBC Mundo
Ediciòn: Pablo Gabriel Miraglia